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![]() -Portada de la obra editada por In-Verso Poesía- |
“Siempre
tuve secretos deseos de
ilustrar alguno de los poemas eróticos de Kavafis. Conocía desde hacía
tiempo los que realizó en 1967 el pintor inglés David Hockney y, también,
otros menos conocidos por estas tierras, creados en la década de los
ochenta del siglo pasado por el griego Alekos Fasianos. El primero de ellos, David Hockney (Bradford, 1937), llevó a cabo un proyecto consistente en catorce grabados que ilustraban, teóricamente, algunos poemas del poeta griego (dos de ellos, de los más conocidos, representan, con fondo de palmeras o de coches contemporáneos, al propio Kavafis). Para realizar dicho proyecto, Hockney viajó a Beirut, en lugar de a Alejandría (posiblemente consciente de que allí ya no encontraría nada que recordase al poeta), pero el resultado de dicho viaje fue escaso, ya que sólo dos de los grabados (“El escaparate del vendedor de tabaco” y “Preguntando por la calidad de los pañuelos”) representan ambientes callejeros de la ciudad; en el resto, ni aparece Beirut (o Alejandría), ni se corresponden con los poemas que trataban de ilustrar. Al parecer su intención era que los grabados fuesen apreciados como un conjunto “que proporcionase una experiencia similar a la que sugieren los poemas”. Según reconoció el pintor, no trabajó cada imagen como ilustración de un poema concreto. De hecho lo hizo al revés: dibujó sin tener ningún poema en mente y una vez que tenía los catorce dibujos, decidió a qué poema asignaba cada uno. A parte de esto, muchos de los grabados representan monótonamente parejas de chicos en la cama (algunos de ellos, amigos suyos ingleses), aunque el poema que teóricamente ilustra no evoque esa situación concreta. A esa falta de correspondencia entre el texto y la ilustración, se une el hecho de que los dibujos no resultan ni atractivos ni evocadores; todo lo contrario, son faltos de sensualidad, planos, sin vida… El
segundo de ellos, Alekos Fasianos (Atenas, 1935), realizó, para una
edición publicada en 1983, veinte dibujos que ilustran otros tantos
poemas, todos ellos de los considerados eróticos. Los dibujos
representan, en su totalidad, a muchachos orondos, con mucha curva,
entrados en carnes, rollizos, de pelos rizados, penes diminutos y
traseros de dama decimonónica, carentes de sensualidad y que a fuerza
de repetir perfiles y poses, acaban siendo intercambiables de un poema
al siguiente, a cuyos versos no parecen responder. El trazo, casi
siempre en azul o amarillo, diríase intencionalmente imperfecto, casi
dubitativo, como de boceto. Cuando
en su momento estudié las versiones de Hockney y de Fasianos, tuve que
reconocer, con frustración, que ninguno de los dos había conseguido
captar la magia del instante que los poemas evocaban. Mi amor por
la obra de Kavafis me llevó, entonces, a decidirme a intentarlo, un
tanto irreflexivamente, como si se tratara de un juego. Lo haría con el
reto de no sólo crear dibujos hermosos, sino que además captaran, como
en una fotografía, las historias –o aun los sentimientos- que los
poemas transmiten. Después de muchas semanas esforzadas, finalicé el trabajo una calurosa tarde de un domingo de agosto del ya lejano año 2000. Una vez concluidos –acariciando en secreto la idea de publicarlos, algo que entonces veía absolutamente inviable-, los subí a internet y allí, en una página que entonces mantenía, estuvieron ilustrando silenciosamente los poemas durante muchos años, sin pensar que podrían interesar a alguien a parte de mí. |
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Recientemente (cuando ya hacía
tiempo que había clausurado la página de internet en la que
estuvieron), realizando una pesquisa en el ciberespacio, topé
causalmente con el programa de un congreso en el que se había
presentado una ponencia titulada “Bajo la mirada de Eros: la poética
de Kavafis en los dibujos de Hockney, Fasianos y Sanrune” (“Sob
o olhar de Eros: a poética de Kavafis pelos traços de Hockney,
Fasianos e Sanrune.”). Tal ponencia se había presentado en el VIII
Congresso da Associação Brasileira de Literatura Comparada, por parte
de una docta y erudita catedrática brasileña, especializada en Kavafis.
Esta señora, al parecer, había utilizado mis dibujos en dicha
ponencia, sin que yo lo supiese. El hecho de que pusiese mi nombre y mis
humildes dibujos al lado de dos inmortales de las artes plásticas, como
son Hockney y –mucho más localmente, en Grecia- Alekos Fasianos, me
llenó de infantil ilusión, y esta me empujó a desenterrar mi viejo
sueño de verlos publicados. Los recuperé, los mejoré en la medida en
que me fue posible, los enriquecí con detalles y bastantes hubo que
repetí por completo, de ahí la diferencia estilística observable. |
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Luego
me puse a la tarea de traducir los poemas. Al principio con temor (nunca
había hecho tal cosa), pero luego con entusiasmo, tan intenso como el
que me dominó cuando preparaba los dibujos. Como no hablo griego,
trabajé con textos traducidos previamente al inglés y al francés. Hui
de la traducción literal, buscando, en cambio, la musicalidad, el ritmo
y la cadencia que yo les suponía a los poemas en el idioma en que
fueron escritos. Una vez vertidos los poemas al castellano, tras
revisarlos incansablemente –hasta que me convencieron-, me enfrenté a
la biografía. Dotado de toda la bibliografía en castellano e inglés
que pude encontrar, trabajé denodadamente en ella durante un par de
meses, casi con obsesión, en jornadas que algunos días se prolongaron
de la mañana a la noche. En
este libro ha quedado recogido el resultado: las traducciones, la
biografía y las ilustraciones. Sobre todo me siento especialmente feliz
por estas últimas, por estos veinte dibujos, tan aparentemente
sencillos, de trazos gruesos, colores saturados y aires de cómic. Con
ellos intento cumplir aquel sueño en el que deseaba conseguir las
ilustraciones que mejor representasen la sensibilidad, la excitación,
la voluptuosidad, el deseo, la ardiente sensualidad desbocada y la magia
de aquellos momentos vividos por el poeta durante su juventud; momentos
con historias surgidas en camas infames y entre abrazos de alquiler;
momentos cuyo recuerdo evocaría -muchos años después, ya viejo, en la
soledad de su piso de la Rue Lepsius- para transformarlos en los más
bellos poemas de amor entre muchachos” La
obra se
completa con una breve pero documentadísima biografía del poeta
Constantino Kavafis denominada
“El deseo y la memoria”.
Este libro fue editado por la editorial In-Verso, en Diciembre de 2013.
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-Ilustración del poema "He contemplado tanto la belleza"-
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